sábado, noviembre 16, 2013

nuestro placer en lo alto


Este calor me hizo ir al cerro, tal vez la naturaleza me refrescaría, y que mejor en un Santiago vacío que verlo desde arriba. Cuando llegue al teleférico habían tres personas listas para subir. Una madre, su hija… y tú...

En el momento en que íbamos a subir, la pequeña se puso a llorar y prefirieron quedarse abajo, quedando repentinamente sólo nosotros dos. Suavemente comenzamos a mirar Santiago, el momento nos hizo tener cierta timidez, por lo que nos limitábamos a mirar el espectáculo. De pronto el teleférico se tambaleó, perdiste un poco el equilibrio y te fuiste hacia atrás tocando mi mano y chocándome un poco, lo suficiente para sentir que mi miembro estaba duro por ti... sonreíste lujuriosa y continuamos viendo el paisaje como si nada. Pero de nuevo tambaleó y esta vez aprovechaste el impulso girando rápido y abrazándome muy fuerte, y sin pensarlo ni por un segundo comenzaste a besarme y a tocar mi miembro duro por sobre el pantalón... yo apreté tu culo fuerte levantando tu mini falda y con el movimiento jugando por debajo de tu pequeño calzón... a los pocos minutos que bajaste mi cierre y me masturbabas, no soporte más bajando por tu cuerpo mientras nos besábamos y acariciábamos intensamente, te empuje hacia el asiento, baje más, corrí tu calzón y comencé a besar y lamer tu sexo penetrándote con mi lengua y acariciando tu perla... lengua y dientes eran el causante de tus gritos voluptuosos...

Paso otro teleférico junto a nosotros pero a mi no me importaba, sólo quería beber más de tu sexo, y a ti tampoco y gritabas sin verguenza de tu goce. Me levante y tú con toda la ropa abierta y excitada comenzaste a chupármelo como si fuera tu más delicioso caramelo... como tu chupete de niña traviesa, con todo tu calor no pude más y explote mi placer en tu boca y cara... y así con toda mi leche en tu rostro te pare, gire y comencé a penetrarte... ambos disfrutando de Santiago, el gran testigo de nuestra lujuria desenfrenada. El calor de tu sexo me exprimía, pero mi miembro en vez de volverse pequeño por la intensidad, se agrandaba más y más y tú gritabas emitiendo el sonido más bello que pueda existir...

Volviste a acabar y yo también, pero ahora derrame mi leche en tus nalgas duras. El viaje ya terminaba pero nosotros no, no podíamos parar y cada vez estábamos más y más cerca. Ya no quedaba tiempo y seguíamos, hasta que casi llegábamos y mucha gente nos veía... me subí el pantalón y tú arreglaste tu ropa. Te ayude mientras te limpiabas mi leche con la mano, y al mismo tiempo que lo hacia, metía mis dedos en tu boca para que la lamieras.

Llegamos al final del viaje, nos bajamos caminando hacia lados opuesto. Más allá tu madre te esperaba, y a cierta distancia ambos giramos... sonreímos, me hiciste un guiño y lanzaste un beso.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

susúrrame tus pensamientos...