viernes, noviembre 29, 2013

las vías del deseo


Admiro por la ventana como lentamente se transforma la naturaleza volviéndose cada vez más verde, mientras mi paladar festeja en un coche comedor totalmente lleno, del que fui el último afortunado en encontrar una mesa disponible. Junto a mi la lectura que llevo para este viaje y un ipod con la banda sonora justa para esta envolvente atmosfera. Escucho como disfrutan familias, niños inquietos y divertidos, señores y damas riendo a todo pulmón, todo gracias a la comodidad que permite viajar en tren, donde si tienes el impulso puedes caminar con total libertad. La vía da un pequeño giro y un potente rayo de sol baña mi mesa, me levanto cerrando un poco la cortina, me vuelvo a sentar, frente a mi avanza una simpática azafata sonriendo a los pasajeros, y detrás de ella aparece el aura de un nuevo sol… distinto, de piel suave y perfumada, pero que brilla y da más calor que el astro rey, y espontáneamente todo comienza a gravitar en torno a ti, realizándose una fotosíntesis de sensualidad y deseo. Como las mesas del coche están llenas, te detienes junto a la mía, me miras y preguntas… ¿podemos compartir la mesa?... por algunos segundos me quedo en silencio por la sorpresa, y te digo que estaría encantado. Como yo ya estaba avanzado, pides tu plato, y juntos escogemos una buena botella de vino. Reímos, nos contamos un par de anécdotas de nuestras vidas, y con cada palabra casi podía ver en cámara lenta el movimiento de tus labios y el brillo hipnótico en tus ojos. Luego de largos minutos que no quería que terminaran, te despides, y con movimientos suaves te levantas alejándote frente a mi.

Reclinado en mi asiento disfruto de la lectura, es de noche y ya casi todos han apagado sus luces, yo aún sigo muy despierto y decido disfrutar del paisaje nocturno con una copa en el bar. Abro la puerta del coche y como un mensaje del destino estás solo tú bebiendo un bourbon con hielo. Giras, me miras, sonríes saludándome y estirando tu mano como tratando de alcanzarme, yo extiendo la mía, te abrazo y doy un beso. Camino a la barra, pido lo mismo que bebes tú, y vuelvo junto a ti para disfrutar del momento. Festejamos mezclando ansiedad, deseo, enigma y confianza, ahora nos contamos detalles de nuestras historias… con intensidad nos miramos, y cada vez que posamos el vaso en la barra junto a la ventana, rozamos nuestros brazos iluminados por una majestuosa luna llena. Pedimos varias rondas, y entre risas creo que te gusto y tú me encantas, y comienzo a sentir como flotan las feromonas fusionando nuestros cuerpos sin siquiera habernos besado. Y nuevamente, de forma inesperada, te levantas, me das un inspirador beso entre la mejilla y los labios diciéndome que estás mareada, y te vas… termino mi último vaso excitado y decepcionado, aunque luego sonrío con chispazos de instantes maravillosos que pasamos juntos. Vuelvo a mi asiento, lo reclino e intento dormir.

Luego de un tiempo en que creo haber dormido algo, me dirijo al baño. Al llegar esta ocupado, espero unos minutos, suavemente se abre la puerta, y apareces tú…
Sonríes, yo también, me miras muy profundo, respiras hondo y tomando mi mano me llevas dentro del baño… comenzamos a besarnos como si quisiéramos ser sólo uno, acaricio tu culo y tú mi pecho recorriéndome hasta llegar a mi sexo, mi espalda choca con el seca manos que lanza aire caliente que parece frío comparado con nosotros, que somos brazas de lujuria hambrienta. Te abrazo, beso, muerdo, disfruto de tus sabores y perfume paradisíaco, y tú te arrodillas metiendo mi falo en tu boca, lo besas por todo su largo, juegas con tu lengua en la cabeza, y yo acaricio tu pelo, en momentos tirándolo suavemente y guiándote más adentro… movido por el éxtasis de cada uno de tus detalles, te tomo ágil del brazo levantándote, y luego de la cintura te subo sentándote en el lavamanos, me pongo el condón sin dejar de besarte, corro los bellos encajes que cubren tu húmedo sexo, penetrándote lo más profundo que mis fuerzas me permiten hacerlo… nos movemos rápido, y lento, y rápido, somos llevados por toda la pasión de nuestros universos… te levanto las piernas hasta posarlas en mis hombros, las beso, tú rasguñas suave e intensamente mi pecho, te inclinas para besarme, aprieto tus senos, más fuerte en los pezones, los muerdo y beso, recorro tu cuello, labios… siento como fluyen las más deliciosas cascadas bañando y desbordándose alrededor de mi miembro… y danzamos flotando como libertinos gozando de nuestro desenfreno…

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