Admiro por la ventana como lentamente
se transforma la naturaleza volviéndose cada vez más verde, mientras mi paladar
festeja en un coche comedor totalmente lleno, del que fui el último afortunado
en encontrar una mesa disponible. Junto a mi la lectura que llevo para este
viaje y un ipod con la banda sonora justa para esta envolvente atmosfera.
Escucho como disfrutan familias, niños inquietos y divertidos, señores y damas
riendo a todo pulmón, todo gracias a la comodidad que permite viajar en tren,
donde si tienes el impulso puedes caminar con total libertad. La vía da un
pequeño giro y un potente rayo de sol baña mi mesa, me levanto cerrando un poco
la cortina, me vuelvo a sentar, frente a mi avanza una simpática azafata
sonriendo a los pasajeros, y detrás de ella aparece el aura de un nuevo sol…
distinto, de piel suave y perfumada, pero que brilla y da más calor que el
astro rey, y espontáneamente todo comienza a gravitar en torno a ti,
realizándose una fotosíntesis de sensualidad y deseo. Como las mesas del coche
están llenas, te detienes junto a la mía, me miras y preguntas… ¿podemos
compartir la mesa?... por algunos segundos me quedo en silencio por la
sorpresa, y te digo que estaría encantado. Como yo ya estaba avanzado, pides tu
plato, y juntos escogemos una buena botella de vino. Reímos, nos contamos un
par de anécdotas de nuestras vidas, y con cada palabra casi podía ver en cámara
lenta el movimiento de tus labios y el brillo hipnótico en tus ojos. Luego de
largos minutos que no quería que terminaran, te despides, y con movimientos
suaves te levantas alejándote frente a mi.
Reclinado en mi asiento disfruto
de la lectura, es de noche y ya casi todos han apagado sus luces, yo aún sigo
muy despierto y decido disfrutar del paisaje nocturno con una copa en el bar. Abro
la puerta del coche y como un mensaje del destino estás solo tú bebiendo un
bourbon con hielo. Giras, me miras, sonríes saludándome y estirando tu mano
como tratando de alcanzarme, yo extiendo la mía, te abrazo y doy un beso.
Camino a la barra, pido lo mismo que bebes tú, y vuelvo junto a ti para
disfrutar del momento. Festejamos mezclando ansiedad, deseo, enigma y
confianza, ahora nos contamos detalles de nuestras historias… con intensidad
nos miramos, y cada vez que posamos el vaso en la barra junto a la ventana,
rozamos nuestros brazos iluminados por una majestuosa luna llena. Pedimos
varias rondas, y entre risas creo que te gusto y tú me encantas, y comienzo a
sentir como flotan las feromonas fusionando nuestros cuerpos sin siquiera
habernos besado. Y nuevamente, de forma inesperada, te levantas, me das un
inspirador beso entre la mejilla y los labios diciéndome que estás mareada, y
te vas… termino mi último vaso excitado y decepcionado, aunque luego sonrío con
chispazos de instantes maravillosos que pasamos juntos. Vuelvo a mi asiento, lo
reclino e intento dormir.
Luego de un tiempo en que creo
haber dormido algo, me dirijo al baño. Al llegar esta ocupado, espero unos
minutos, suavemente se abre la puerta, y apareces tú…
Sonríes, yo también, me miras muy
profundo, respiras hondo y tomando mi mano me llevas dentro del baño… comenzamos
a besarnos como si quisiéramos ser sólo uno, acaricio tu culo y tú mi pecho
recorriéndome hasta llegar a mi sexo, mi espalda choca con el seca manos que lanza
aire caliente que parece frío comparado con nosotros, que somos brazas de
lujuria hambrienta. Te abrazo, beso, muerdo, disfruto de tus sabores y perfume
paradisíaco, y tú te arrodillas metiendo mi falo en tu boca, lo besas por todo
su largo, juegas con tu lengua en la cabeza, y yo acaricio tu pelo, en momentos
tirándolo suavemente y guiándote más adentro… movido por el éxtasis de cada uno
de tus detalles, te tomo ágil del brazo levantándote, y luego de la cintura te
subo sentándote en el lavamanos, me pongo el condón sin dejar de besarte, corro
los bellos encajes que cubren tu húmedo sexo, penetrándote lo más profundo que
mis fuerzas me permiten hacerlo… nos movemos rápido, y lento, y rápido, somos
llevados por toda la pasión de nuestros universos… te levanto las piernas hasta
posarlas en mis hombros, las beso, tú rasguñas suave e intensamente mi pecho,
te inclinas para besarme, aprieto tus senos, más fuerte en los pezones, los
muerdo y beso, recorro tu cuello, labios… siento como fluyen las más deliciosas
cascadas bañando y desbordándose alrededor de mi miembro… y danzamos flotando
como libertinos gozando de nuestro desenfreno…
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