Ibas vestida con un disfraz con aires a María Antonieta, el cual sólo tenia una pequeña, muy pequeña diferencia… el vestido era muy muy corto, dejando ver generosamente un
bello portaligas que robaba las miradas de cualquiera al que le corriera sangre
por las venas. Y tu maquillaje provocaba tanto calor que el único pensamiento que
podía surgir era abrazarte y besarte en el mismo instante. Justo en ese momento
te vi llegando a la fiesta de disfraces de tu pareja.
Luego de largos minutos entre
baile, personajes insólitos y la creatividad de la fantasía, nos presentaron y
me saludaste sin prestarme ninguna atención, la fiesta avanzaba y todos estaban
muy prendidos, y tú repentinamente comenzaste a mirarme desde lejos, me
sonreías cuando tu chico no lo notaba y acomodabas las flores de tu extravagante
peluca… acariciabas tu pecho gracias al escote barroco, y bajabas por tu cuerpo
cada vez que podías dejándome más y más excitado. La verdad yo no creía en lo
que veía, pensaba que era mi imaginación o un error hasta que fui al baño. Luego
de orinar me refresque mojando mi cara, cuando siento que alguien trata de
abrir la puerta... la abro y eras tú, que con un rápido movimiento pusiste tu
dedo en mi boca para que guardara silencio, cerraste la puerta y comenzaste a
besarme... yo te abracé fuerte y bese con toda la pasión que existe, nos
acariciamos por todo el cuerpo y nuestra respiración se volvió más y más agitada,
lamía tus senos mordiendo suavemente tus pezones, y levantaba tu suave y
vaporoso vestido disfrutando la dureza y suntuosidad de tu culo. Tú me empujaste
fuerte hacia atrás haciéndome chocar con la pared, bajaste mi cierre, tomaste
mi miembro y lo metiste en tus labios suavemente, jugando sensualmente con él,
pasándolo por tu cara y volviéndolo a meter en tu boca, tragándolo entero y
sacándolo lento una y otra vez.
Cuando estabas a punto de hacerme
acabar tome tu pelo firme y suave... te levante girándote, te afirmaste del
lavamanos, corrí tu pequeñísimo y sensual calzón, y te penetre fuerte...
estabas mojada por el placer y mi miembro entraba con lujuria total movido por
el llamado de tu calor y suavidad interior. Casi al mismo tiempo de sumergirnos
en la efervescencia de nuestras pieles, escuchamos la voz de tu pareja que te
llamaba a gritos, y con violencia y desesperación le preguntaba a tus amigas dónde
estabas. Te tape la boca para continuar, porque no podíamos parar, nuestros
cuerpos no nos permitían esa opción, todo lo contrario, nos volvió más y más calientes,
brotando toda nuestra perversión, nuestra sed de goce, de sentir, conocer,
descubrir que tan lejos podíamos llegar y que tan intensos podían ser nuestros
orgasmos con el caos en el exterior. Más y más duro, y rápido era lo único que
nuestra sangre bombeaba y nos permitía el poder del éxtasis, no controlábamos
nuestros movimientos, ellos se movían de memoria, una memoria desconocida, de
naturaleza anhelada, voluptuosa y orgásmica... acabaste dos veces seguidas y
las cascadas de tu sexo no solo lubricaban mi miembro, si no también mojaban
mis piernas y mi pantalón. Cuando de nuevo intentaron abrir la puerta, para
luego tocarla rápido pero suave, ahora se notaban manos femeninas, era una de
tus amigas preguntando "¿quién esta ahí?"... yo tapaba tu boca para
que no se escucharan tus gemidos... pero no fue suficiente... tu amiga te
reconoció y pregunto "¿eres tú? Ya se que eres tú ¿qué haces? ábreme
ahora!". Apagamos la luz, acomodaste tu sostén, calzón y las sedas de tu
vestido... abriste la puerta... y al momento en que girabas la manilla,
acaricie tu culo penetrándote suavemente con mi dedo y te fuiste cerrando la
puerta.
me dio que pensar esta historia....
ResponderBorrar