Al volver, en el restorán disfrutan
de un pianista de jazz y bossa nova acompañado de una placentera voz femenina, dueto
cálido y refrescante, me acerco a la barra, pido una caipirinha como antídoto a
los abrazos del sol, la compañía perfecta para estos sonidos, respiro
profundamente dejándome ir. Camino hacia el ascensor con la mente en una ducha
fría, se abre la puerta y marco el 11, salgo rápido y al entrar en mi cuarto lo
primero que hago es llamar a recepción pidiendo otra bebida, me doy una ducha
corta, llaman a la puerta, es mi copa, la tomo y salgo al balcón para prolongar
mi mirada atravesando el océano. Pasado unos minutos, de la habitación de al
lado apareces recién duchada, cubierta por una corta bata de satén con encaje
que recorre tu espalda desde los hombros hasta tocar tus nalgas, te reclinas
sobre la baranda entregándote a la vista y yo quedo hechizado con tu belleza,
no puedo fijar mi vista en algo más, sobretodo porque sólo nos separa una
pequeña reja art nouveau, el sexto sentido femenino funciona y vuelves la
mirada hacia mi diciendo… “hola”, “hola”, “¿disfrutando de la vista?”,
“totalmente, un verdadero sueño… ¿y tú?”, “pasando unos días con mi novio que
se quedo pegado surfeando… y yo me aburrí y subí”, “ideal unos días de relajo…
bueno, que disfrutes la estadía, chao”… me di vuelta y entre en mi habitación,
al saber que estabas acompañada no supe que más decirte.
Es mi tercer día recorriendo los
rincones del pueblo y llego exhausto directo al bar a pedir un vodka, a los
pocos minutos arribas tú con una mirada algo triste, pensativa, ida, te miro de
un extremo a otro de la barra y cuando volteas te saludo alzando el vaso,
sonríes y me llamas con un gesto de cabeza, me acerco y me cuentas que
discutiste muy fuerte con tu novio y que se fue azotando la puerta, te digo que
no estés triste, que la vida da muchas vueltas y que todo estará bien… sonríes
y comenzamos a celebrar la vida… brindando por cada uno de los aciertos y
errores, arrepintiéndonos sólo de lo que no hemos hecho… y pasan y pasan las
copas… creamos nuevas combinaciones, nuevos sabores, nuevas formas de beberlos…
sabemos que lo único que se acaba es la vida y debemos aprovecharla,
disfrutarla… al cabo de varias horas decidimos subir a descansar, ya fue
suficiente, nos montamos en el ascensor, marcamos el 11 y a lo largo del viaje
reímos al máximo, de nada, de todo, estamos felices, bajamos, caminamos por el
pasillo tambaleando entre risas, te dejo en tu puerta y nos despedimos con un
beso en la mejilla y un abrazo, sigo unos pasos hasta mi cuarto y me zambullo
en la cama pensando en lo maravillosa que eres… luego de algunos minutos
absorto en ti, la adrenalina y el alcohol me llevan de un salto al minibar, lo
abro y comienzo a beber todas las mini botellas como sedante para tu
maravilloso recuerdo… cuando queda la última salgo al balcón, la noche ya es
profunda y estrellada, y como si la magia nos acompañara tú también estas
afuera, recostada desnuda en una reposara esparciéndote crema hidratante por el
cuerpo, corren chorros atravesando cada una de tus formas, las esparces lentamente
con una sensualidad única, como si tus manos fueran de un amante invisible que
recibes placentera, bebo la última pequeña botella y sin pensar ni resistirlo
más salto la pequeña reja hasta tu balcón, das un brinco de impresión para
luego estallar en carcajadas, me acerco sonriendo, tú bajas la intensidad de
las risas convirtiéndolas en miradas de deseo, me inclino gateando hasta ti, comienzo
a besar tus tobillos subiendo suavemente hasta llegar a tu entre pierna,
sumergiéndome con mis labios en tus carnosos y jugosos labios puerta de los más
intensos goces, lamo sus costados, tu clítoris que crece conforme lo acaricio,
muerdo, absorbo, bebo… y tú tendida gimes, ríes, tiras de mi cabello y me
exiges que no pare… tomo tus piernas extendiéndote en la reposera, me subo
sobre ti acariciando con mi falo duro tus mejillas al mismo tiempo que reanudo
el placer que doy y recibo de tu sexo, tú excitada al extremo persigues su
cabeza hasta alcanzarla con tu lengua y ayudándote con las manos lo tragas
completo, hundiéndolo una y otra vez todo lo que te permite tu garganta, lo
sacas y lo recorres con tu lengua para luego volver a meterlo en tu boca, como
un aguijón yo te penetro con mi lengua hundiendo toda mi cara en busca de tu
punto G, mientras con mis dedos acaricio tu culo y jugueteo entrando y saliendo
de tan divino pequeño orificio… me levanto, te giro y deslizo hacia abajo
penetrándote con mi miembro tan duro como excitada me pides que lo haga,
fuerte, te doy como quieres embriagados de lujuria… te tomo de la cintura
levantándote hasta que te sientas sobre mi cabalgando veloz y ligera cumpliendo
los designios de tu mente voluptuosa y libertina, tienes el control de nuestro
delirio amoroso, nos dejamos llevar por los cuerpos guiados por la sabiduría de
nuestra naturaleza indómita y plena, somos uno entre gemidos, meneos, sudor,
lubricidad, besos y piel…
Se encienden las luces de tu
cuarto y a través del vidrio vemos los rostros desconcertados de tu novio junto
a dos amigas y un amigo…