Sube muy lentamente, y a pesar de
las barras de seguridad el sudor despierta, estamos muy cerca de la cima, la
alcanzamos y la velocidad y vértigo se apoderan de todos sujetándonos hasta con
las uñas, se escuchan los rugidos de todos, yo también me descargo y por
algunos segundos boto todas las tensiones, grito y abro los brazos, respiro
hondo, la diversión me envuelve. Un giro, otro, ahora de cabeza, más rápido,
vueltas y más vueltas, remolinos, una verdadera cuncuna antigravedad, hacia
arriba y otra vez bajando a toda velocidad, veintiocho formas de vivir, ver y
sentir esta agitación, y claro que esta adrenalina la vivo mucho mejor gracias
a la bella compañía que tengo en el asiento de al lado, por momentos cierro los
ojos sintiendo el viento en mi cara y al abrirlos espío los sensuales
movimientos llenos de emoción de mi compañera accidental. Baja la velocidad, la
última curva y termina suavemente el viaje. Fue una gran idea venir a
sorprenderme como un niño a este parque de entretención. Y ahora la próxima
atracción.
Camino entre la multitud buscando
algo que me llame, llego a un castillo con palmeras, se trata de un paseo por
territorios piratas, me gusta la idea, me sumo a la fila, delante de mi hay tres
amigas y una de ellas va con sus dos hijos. Descubro que el viaje es en bote,
genial dar vueltas por un riachuelo, y en cada uno suben máximo tres personas.
Ahora me toca, en el primero sube la madre y sus hijos, y en el siguiente sus
dos amigas y yo, el bote es pequeño y nos debemos sentar en fila, gentilmente
las ayudo a subir y me lanzo al abordaje. Se inicia el recorrido, estamos en
completa oscuridad y pasamos por un primer portal con una gran calavera de ojos
rojos, los niños lanzan instantáneos gritos al unísono, las guapas que van
conmigo se animan y también lo hacen, me divierten, es tierno, me río. Nos
reciben esqueletos de piratas junto a sus cofres con monedas de oro, hablan
diciéndonos “el tesoro es mío”, seguimos avanzando y siempre sorpresivamente
saltan nuevos piratas de terror, uno de ellos cae con cadenas desde arriba y
con la impresión tú te vas hacia atrás protegiéndote en mi pecho y estrechando fuerte
mi mano, luego del susto no te apartas, sigues pegada a mi, tu amiga que va en
la punta del bote no se da cuenta, y gracias a eso nosotros notamos que
nuestros movimientos son inadvertidos, la oscuridad nos da completa libertad.
El viaje no para, a lo lejos cada tanto se escuchan nuevos gritos, tú giras, te
doy un apretón y de súbito un primer suave beso, tú me miras sorprendida en la
oscuridad, te doy otro, y lo acoges extendiéndolo por unos minutos, seguido de
otro aún más intenso, por debajo de tu ajustada camiseta sube mi mano hasta
envolver el monte del brasier, apretándolo fuerte para luego entrar por debajo llegando
a tu pezón. Nuestros besos se vuelven largos y profundos, animados por vivaces
cantos de corsarios, tu amiga impactada nos descubre entre las sombras, con una
mirada te aviso, tú lanzándole otra le pides que guarde silencio, ella gira
rápido y no nos vuelve a mirar, al mismo tiempo que con tu hábil mano bajas mi
cierre comenzando a masturbarme, y yo invitado por tu gesto hago lo mismo
penetrando con mis dedos en ti. A lo lejos vemos un gran barco con maniquís de
piratas dentro, te susurro “cuando pasemos junto a él lancémonos”, y tú me
respondes con un beso y una lasciva sonrisa, justo en la curva nos ponemos de
pie y saltamos, tu amiga asustada nos mira y tú le dices “no digas nada, afuera
nos encontramos”. Avanzamos rápido hasta llegar detrás del barco, momento en
que nuestros cuerpos se vuelven fuego, no hay tiempo para palabras,
pensamientos, ni preocupaciones, nos convertimos en un solo ser, tú en mi y yo
en ti. Te inclinas clavando mi verga en tu boca, la recorres una y otra vez,
cada detalle en todo su largo es favorecido por tu explosión de perversión
insaciable, al juguetear con la cabeza sacas de tu cartera un condón y me lo
pones con agilidad, yo te alzo del pelo, meto mis brazos entre tus piernas,
levantándote y penetrando en ti tan fuerte como nuestra lujuria nos dicta.
Gozamos a niveles indecibles, no nos detenemos por nada, te hago flotar en el
placer mientras tus ondulaciones exprimen mi falo con la fuerza voluptuosa de
tu alma libre…
Entre la adrenalina de lo
prohibido y tanto placer, logramos escuchar voces desde walkie talkies y
carreras de personas que vienen hacia nosotros. Las cámaras de seguridad nos
han descubierto, nos lanzamos a correr por la orilla del riachuelo esperando un
bote semi vacío… pasa uno y lo abordamos sin pensar, solo lo tripula una pareja
que nos mira asustada y asombrada… y nos besamos mientras el bote se aproxima a
la luz…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
susúrrame tus pensamientos...